Categoría: General, Hetero
Tenía los dientes
manchados de nicotina y pequeños callos en la yemas de sus dedos índices y
pulgar, más otro al lado de la uña del anular, todos en la mano derecha. Usaba
el pelo recogido en una cola desordenada y ostentaba unos aros bañados en oro,
largos hasta la mitad de su cuello. En cada dedo tenía un anillo, exceptuando
el anular izquierdo donde además portaba la alianza de matrimonio, y cada
miércoles se arreglaba las uñas ritualmente.
Antes de salir se
pintaba con un rouge cremoso, se delineaba arriba en el párpado con marrón y
elevaba casi profesionalmente el volumen de sus pestañas con rimel. Barría
todas las mañanas con aburrimiento los pisos y recién los días sábados a la
mañana, y sólo a la mañana, limpiaba a fondo. Cocinaba con maestría pero
evitaba hacerlo todo lo posible. En verano usaba ojotas desgastadas y soleras
con colores despampanantes y estampados que la hacían ver como una hippie.
Tomaba agua de la
canilla y se mofaba de las personas que consumían agua mineral. Prefería las
películas de suspenso y acción antes que las románticas. Había perdonado su affaire con miradas desconfiadas y un
silencio asesino y angustioso. Su perfeccionismo por su hobby y trabajo como ilustradora podía ser irritante, pero los
resultados eran maravillosos. Resoplaba cuando reía y lanzaba inteligentes
respuestas irónicas que lo enervaban.
La abrazó por
detrás.
—¿A vos qué te pasa?
Ah, sí. Era
espontánea, pero odiaba las sorpresas.
—Nada. Feliz décimo
aniversario. Te amo.
No la vio, pero supo
que ella sonrió con cariño.
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